1963. Everest
En 1961 Kennedy creó los Cuerpos de Paz cuya finalidad era promover los valores democráticos por el mundo. La oficina de Nepal necesitaba un director y le ofrecieron el puesto a Unsoeld. En 1962 se desplazó con toda su familia a su nuevo destino cuando recibió la oferta de Dyhrenfurth para formar parte de su futura expedición al Everest. Hacía 10 años que Hillary y Norgay habían pisado por primera vez su cima y desde entonces, solo dos expediciones -una suiza y otra china- los habían seguido. En total, solo 9 personas habían conseguido llegar a la cima del mundo, ninguna de ellas americanas.
Tanto Dyhrenfurth como Unsoeld tenían especial interés en la participación de Hornbein ya que, además de médico y haber demostrado un gran rendimiento en el Masherbrum, había diseñado una nueva máscara que solventaba los problemas que padecieron con el oxígeno durante ésta última expedición.
Por aquella época Hornbein se encontraba realizando el servicio militar en la marina y sus distintas peticiones de permiso para participar en la expedición habían sido denegadas. Ante ésta situación, Unsoeld recurrió al responsable de los Cuerpos de Paz, el sargento Shriver. Éste era cuñado de Kennedy y, a través del presidente, Hornbein fue liberado de sus obligaciones.
El plan inicial de Dyhrenfurth era lo que llamó el «Grand Slam«, escalar el Everest, Lhotse y Nuptse. Sin embargo durante la aproximación constató el poco interés que éste reto suscitaba en su equipo. En su lugar, la posibilidad de explorar la Arista Oeste del Everest -defendida sobre todo por Hornbein- sí recibía apoyos. Llegados a este punto, Dyhrenfurth juzgó las bajas posibilidades de éxito de ese plan y decidió hacer dos rutas. Una que seguiría la conocida del collado sur -con más posibilidades de cima- y si viesen viable durante la exploración la arista oeste, parte del equipo podría intentarla.
Inicio de la expedición
Con éstas intenciones, la expedición llegó el Campo Base el 21 de Marzo. Por desgracia, la aventura no pudo empezar peor. Durante la exploración de la cascada de hielo, un enorme serac se deslizó acabando con la vida de Jake Breitenbach. A pesar de la tragedia, el equipo decidió continuar y así fueron avanzando en la ruta del collado sur.
El equipo de vanguardia progresaba rápidamente. Para finales de marzo ya habían alcanzado lo que sería su campo base avanzado (C-II) a 6500m. Llenos de optimismo, se produjo una reunión donde establecieron el plan de actuación. Por un lado estaba el equipo que exploraría la arista oeste. Dirigido por Unsoeld, contaba con Hornbein, Corbet, Emerson, Dingman y Bishop. El segundo equipo a las ordenes de Dyhrenfurth lo formarían Siri, Whittaker, Jerstad, Pownall y Roberts y se encargarían de la ruta del Collado Sur.
Tras dos reconocimientos de la arista oeste, Willi Unsoeld, Tom Hornbein, Dave Dingman y Barry Bishop volvieron al Campo Base Avanzado. Habían alcanzado los 7650m y a pesar de que creían que había una ruta, sus noticias no eran nada esperanzadoras. La ruta era extremadamente complicada, difícil de abastecer y sin sitios claros donde montar los campos. Debido a ello, Dingman solicitó ser reasignado al equipo del collado sur. La misma petición hizo Bishop, que veía que sus posibilidades de cima se reducían notablemente.
Ante esto, Dyhrenfurth decidió aparcar el plan de la arista oeste concentrando todos los esfuerzos y medios en la ruta normal del collado sur. Al sugerir a Unsoeld si quería ser también reasignado se encontró con una negativa. Willi dejaría escrito en su diario: «Seguramente el alpinismo es más que una cuestión de cumbres, incluso cuando la cumbre es la del Everest«.
La ruta del collado sur
Así, con la mayoría del equipo volcado en la ruta del collado sur, fueron equipando uno a uno los campos de altura. Con la ayuda de un nutrido grupo de sherpas y el sistema de oxígeno diseñado por Hornbein, fijaron el último campamento -CVI- a 8300m.
Desde ese último campamento, el 1 de mayo, salieron hacia la cima Nawang Gombu, Whittaker, Dyhrenfurth y Ang Dawa. A las 13:00 Whittaker y Gombu desplegaron la bandera estadounidense en la cima del mundo. Dhyrenfurth y Dawa se tuvieron que conformar con la cima sur, desde donde pretendían grabar parte de este histórico ascenso.
La arista oeste
Una vez logrado el objetivo principal, los esfuerzos en la arista oeste se retomaron. La ruta era complicada y la ubicación de los campos bastante precaria. Con el fin de ayudar en el abastecimiento de la ruta, Al Auten y Barry Corbet instalaron un cabrestante a motor en el C-III a 7.250m con el que sólo lograron izar algunas botellas de oxígeno.
El mal tiempo hizo su aparición a primeros de mayo, lo que hacía aún mas peligrosa la ruta. La estrategia consistía en que dos alpinistas -Unsoeld y Hornbein- intentasen la Arista Oeste, mientras otros dos escaladores volverían a ascender por la ruta del Collado Sur para asistirlos en la bajada.
El 15 de mayo un grupo formado por Auten, Corbet, Unsoeld, Hornbein y cuatro sherpas lograban establecer un C-IV a 7650m. Sin embargo, esa misma noche una tormenta azotó con fuerza la montaña. Durante esa noche perdieron dos tiendas y varias cargas de material.
Esa misma mañana, Unsoeld llamó por radio para informar de la evacuación del campamento justo en el momento en que su tienda empezó también a deslizarse pendiente abajo. Por suerte tanto él como Hornbein y Corbet pudieron escapar a tiempo, pero perdieron la totalidad del C-IV.
Tras recuperar a duras penas sus piolets, emprendieron la bajada al C-III. El 22 de mayo era el día marcado para finalizar la expedición y la pérdida del C-IV de la Arista Oeste era un duro golpe, ya que comprometía su plan de montar hasta un C-V desde el que lanzar el intento de cima.
Último intento
Dada la proximidad de la fecha de fin, el equipo de apoyo del Collado Sur, formado por Jerstad, Bishop y tres sherpas, salieron del Campo Base Avanzado hacia la parte alta de la montaña. Sin tiempo apenas para recuperarse, el equipo de la Arista Oeste se puso también en marcha reequipando de nuevo el C-IV el 20 de Mayo.
Al día siguiente Auten y Corbet -seguidos de cinco sherpas, Unsoeld, Hornbein y Emerson- lideraron la ruta para tratar de establecer un C-V. Emerson, aquejado de mal de altura, se dió la vuelta pronto. El resto siguió la línea que habían explorado previamente hacia el corredor que, tras haberlo visto en una foto aérea, Hornbein había propuesto como ruta.
El equipo llegó hasta una pequeña repisa, donde estimaron que podían plantar la pequeña tienda que acogería a los dos alpinistas y que serviría de C-V. Así, habiendo logrado su objetivo, el equipo se dió la vuelta dejando solos a los dos alpinistas con el material para intentar la cima. En la otra cara de la montaña, el equipo de apoyo alcanzaba el Collado Sur.
El ascenso
A las 4 de la mañana del 22 de Mayo, Hornbein y Unsoeld salieron de la tienda encarando la última y más expuesta etapa de la escalada: el corredor que Unsoeld había bautizado como Corredor Hornbein.
Con Unsoeld a la cabeza, la cordada progresaba lentamente, buscando la ruta adecuada. La pendiente era imponente y llegado un punto, en la única pequeña repisa que encontraron donde apenas podían sentarse, se produjo una conversación entre los dos. Lo tardía de la hora -eran las 15:00- y lo expuesto del camino les obligaba a tomar una decisión: o abandonaban o continuaban con todas las consecuencias, ya que no habría forma de volver por el mismo camino. Habían alcanzado el punto de no retorno.
Whittaker, que tras haber logrado la cima, se encontraba en campo base, recibió la comunicación por radio donde Unsoeld le informaba de su decisión de continuar. Alarmado por la situación, les rogaba que reconsideraran no cortar con su vía de escape, pero la decisión estaba tomada y Unsoeld y Hornbein continuaron subiendo.
Poco mas tarde, a las 15:30, Bishop y Jerstad llegaban agotados a la cima por la ruta normal. Tras pasar 45 minutos en la cima y sin ver ni oir a sus compañeros de la ruta oeste, empezaron su descenso.
Willi y Tom mientras se encontraban desorientados, pidiendo indicaciones a Whittaker por radio y finalmente, enfrentándose a una delicada sección de roca que exigía una escalada extenuante, lograron orientarse. No fue hasta las 18.15 que la radio volvió a sonar en el Campo Base: «Tengo promesas que cumplir y millas por recorrer antes de dormir«. Con este poema de Tom Frost, Willi Unsoeld informaba que habían alcanzado la cumbre.
El descenso
Al júbilo inicial pronto le sobrevino la preocupación. Era muy tarde para estar en la cima, pronto se quedarían sin luz y no conocían el camino de bajada. Por suerte, las huellas de Bishop y Jerstad eran visibles y las pudieron seguir sin problema hasta la Cima Sur.
En ese momento, Unsoeld se encontraba ya sin oxígeno y la noche les alcanzó. Pronto las huellas dejaron de ser visibles y ante el miedo a perder el camino gritaron a sus compañeros. Para su sorpresa obtuvieron respuesta y más animados continuaron descendiendo guiados por sus voces.
Bishop y Jerstad, que bajaban exhaustos y a un ritmo muy lento, esperaron durante casi dos horas a sus compañeros. Cuando al fin se encontraron retomaron el descenso pero, en plena oscuridad y sin oxígeno, su ritmo era penoso, cayendo a cada rato. Al final no tuvieron más remedio que vivaquear aproximadamente a 8530m sin saco de dormir ni oxígeno.
La madrugada del 23 de mayo Dave Dingman y Girmi Dorje salieron a intentar un rescate imposible. Pese a estar convencidos de que sus compañeros habían muerto, la excepcional buena noche sin apenas viento, hizo que los encontraran con vida. Surtiéndolos de oxígeno y bebidas, reanudaron un descenso que terminó con todos los alpinistas a salvo en el CB. Willi Unsoeld y Barry Bishop perderían todos los dedos de los pies.
9 comentarios
Daniel · 5 agosto 2020 a las 3:16 pm
Hoy conocí la página! Me gusto mucho! Va a favoritos !
Aitor Tilla · 5 agosto 2020 a las 8:56 pm
Muchas gracias Daniel! Son palabras que motivan a seguir.
Jacobo · 6 agosto 2020 a las 12:37 am
Hola Aitor,
Fíjate que te seguía por Twitter y no fui consciente del gran blog que tienes.
Qué fallo no haberme dado cuenta antes!!
Ya te tengo fichado .
Un abrazo!!
Aitor Tilla · 8 agosto 2020 a las 2:28 pm
Hola Jacobo,
Mil gracias por todo. También te sigo y la verdad que es interesante todo lo que publicas en
https://www.blogbrandsmountain.com/
Un abrazo
Rafael Jiménez · 7 agosto 2020 a las 1:26 pm
Un articulo precioso y muy humano, gracias por compartirlo.
Un abrazo desde Sabadell
Aitor Tilla · 8 agosto 2020 a las 2:20 pm
Muchas gracias por tus palabras. Dudé bastante si centrarlo en sus expediciones más relevantes, ya que la extensión puede resultar incómoda para un formato blog. Pero creo que el contexto es interesante y más en este caso, que a pesar de que hablamos de expediciones como la primera exploración del Makalu o la primera al Masherbrum, esta poco reivindicado.
Un abrazo!
Jeremías Johnson · 6 noviembre 2020 a las 7:12 pm
Aitor, una historia maravillosa y cautivadora que me ha regalado una tarde de lectura en el mejor viaje posible hacia lo desconocido.
Un abrazo!!
Aitor Tilla · 16 noviembre 2020 a las 10:26 am
Pues no sabes como me alegra porque este es el propósito del blog.
Un abrazo amigo!!
Ale Reyes · 19 mayo 2021 a las 3:19 am
Me encantó la lectura, gracias