Para el público general, el nombre de Willi Unsoeld esta ligado indefectiblemente a una de las rutas más difíciles del Everest, que abrió junto a Tom Hornbein, en 1963. Sin embargo, la vida de Unsoeld está cuajada de notables expediciones y también de una de las historias más tristes en la historia del alpinismo.
La figura de Unsoeld adquiere relevancia cuando, con 21 años, planea una expedición al Himalaya con Herbert Rickett, a quien había conocido en el ejército. Sin tener muchos medios ni conocimiento de la cordillera asiática, Unsoeld y Rickett deciden emprender su aventura desde los Alpes suizos en 1948, sin saber ni siquiera su objetivo final. Allí, cargados con el material con el que tenían pensado ir al Himalaya, acometen ascensiones a picos como el Cervino, el Jungfrau o el Monte Rosa.
En Zurich conocen al presidente de la Swiss Foundation for Alpine Research, Ernst Feud, quien les aconseja sobre el Himalaya. Dado lo limitado de su expedición, les recomienda una montaña no muy alta (6.500m) pero de gran belleza y complejidad, donde habían fracasado Smythe o Hillary: el Nilkantha.
1949. Nilkantha
Tras gastarse casi todos sus fondos en los Alpes, los dos compañeros se desplazan a Suecia donde trabajan en una fundición y buscan algún modo de llegar a la India. Allí conocen a Laurie French, un entusiasta inglés, que se une a la aventura y juntos viajan en barco a la India.
Tras un incómodo viaje en tren y un largo trekking llegan finalmente a Badrinath, una ciudad considerada sagrada por los hinduistas, a los pies del Nilkantha. Allí gozaron de la hospitalidad de sus gentes, que les dieron el mismo trato que a los peregrinos y les ayudaron con sus cargas hasta el glaciar Satopanth donde establecerían su campo base.
La ruta pasaba por un collado situado a poco más de 5000m donde fijarían su C-1. Por desgracia, los problemas alimentarios y la disentería hicieron mella en Rickett, que desistió de seguir subiendo y se quedó en el C1. Laurie y Unsoeld continuaron ascendiendo hasta los 5500m donde vivaquearon. A la vuelta al C1 se encontraron con un debilitado Rickett que, al no mejorar, decidió descender a Badrinath.
La expedición terminó oficialmente a los dos días sin progresar mucho más. Sin embargo, el viaje no terminó para Laurie y Unsoeld que recorrieron buena parte del himalaya indio. Durante este viaje, una montaña causó gran impacto en Unsoeld por su majestuosidad y belleza: el Nanda Devi. Willi prometió que si algún día tenía una hija, le pondría ese nombre.
9 comentarios
Daniel · 5 agosto 2020 a las 3:16 pm
Hoy conocí la página! Me gusto mucho! Va a favoritos !
Aitor Tilla · 5 agosto 2020 a las 8:56 pm
Muchas gracias Daniel! Son palabras que motivan a seguir.
Jacobo · 6 agosto 2020 a las 12:37 am
Hola Aitor,
Fíjate que te seguía por Twitter y no fui consciente del gran blog que tienes.
Qué fallo no haberme dado cuenta antes!!
Ya te tengo fichado .
Un abrazo!!
Aitor Tilla · 8 agosto 2020 a las 2:28 pm
Hola Jacobo,
Mil gracias por todo. También te sigo y la verdad que es interesante todo lo que publicas en
https://www.blogbrandsmountain.com/
Un abrazo
Rafael Jiménez · 7 agosto 2020 a las 1:26 pm
Un articulo precioso y muy humano, gracias por compartirlo.
Un abrazo desde Sabadell
Aitor Tilla · 8 agosto 2020 a las 2:20 pm
Muchas gracias por tus palabras. Dudé bastante si centrarlo en sus expediciones más relevantes, ya que la extensión puede resultar incómoda para un formato blog. Pero creo que el contexto es interesante y más en este caso, que a pesar de que hablamos de expediciones como la primera exploración del Makalu o la primera al Masherbrum, esta poco reivindicado.
Un abrazo!
Jeremías Johnson · 6 noviembre 2020 a las 7:12 pm
Aitor, una historia maravillosa y cautivadora que me ha regalado una tarde de lectura en el mejor viaje posible hacia lo desconocido.
Un abrazo!!
Aitor Tilla · 16 noviembre 2020 a las 10:26 am
Pues no sabes como me alegra porque este es el propósito del blog.
Un abrazo amigo!!
Ale Reyes · 19 mayo 2021 a las 3:19 am
Me encantó la lectura, gracias